La pasión por el baloncesto le llegó a Navarro desde muy niño a través de la influencia de Juan Antonio Avellano con el que jugaba frecuentemente en una canasta que había en el patio de su casa. Como internacional español, abanderó una exitosa generación conocida como los «Júniors de Oro», que se proclamó campeona europea juvenil en 1998 y campeona mundial júnior en 1999, camiseta del barcelona derrotando en la final a Estados Unidos.