Además de dotarlo de recursos económicos, Berlusconi implantó una nueva mentalidad en el equipo, con el fin de formar un equipo competitivo. A pesar de ello, el equipo no lograba destacarse en el campeonato local. En 1981, el Flamurtari participaría por primera vez en una copa internacional, la Copa de los Balcanes. La sorpresiva eliminación en la tercera ronda de la Copa de la UEFA, ante el Waregem belga, desencadenó en la dimisión de Farina como presidente del club.