“De esta manera mejora, además, la lectura y la escritura”, explica Julen, que reconoce que él también se beneficia de trabajar con Anna ya que gracias a la relación que han establecido está aprendiendo catalán. Anna es modesta y asegura que no presume de su éxito cuando sale “de fiesta” con sus amigos, una actividad que dice que le encanta, igual que ir a comer a restaurantes. El diseñador, que en algunos casos ejerce de profesor, encarga además tareas para casa a la joven como recortar letras y agruparlas según las similitudes.